Dos policías, ideológicamente opuestos, son expedientados. La sanción consiste en ir a un remoto pueblo de las marismas a investigar la desaparición de dos chicas adolescentes. En una comunidad anclada en el pasado, tendrán que enfrentarse a un feroz asesino.
La película arrancó su estreno con la polémica de que se parecía
demasiado a la serie americana “True Detective”. Pero el tópico se resolvió enseguida
al comentar el director que ellos habían rodado cuatro meses antes que los de
la serie. Lo que nos preguntamos muchos espectadores es lo curiosa que es la
casualidad cuando ambas historias tienen dos protagonistas detectives opuestos
en personalidades y como la historia está rodada en sitios tan similares en
diferentes países, cosas del séptimo arte.
Con una ambientación sublime y estética ochentera perfecta,
vestuario, vehículos y localizaciones se mezclan con unos planos aéreos de las
marismas del Guadalquivir, un acierto del director sin duda y que quedaran en
nuestras retinas durante mucho tiempo. La isla mínima es una joya de atmosfera
decadente y asfixiante.
La historia planteada recuerda a los crímenes de las niñas
sucedidos en Alcásser por ciertos paralelismos. Pero Alberto Rodríguez ahonda y
nos plantea una visión mucho más compleja y peliculera de lo que pasó llegando
a conseguir un verdadero thriller que para ellos querrían muchos estrenos
americanos, podemos esperar una compra de derechos para un remake yankie, acordémonos
de “abre los ojos” vs “vanilla sky”.
El film tiene los ingredientes que debe tener una película
del género. El montaje hace que el ritmo vaya aumentando, desde la lentitud
inicial de una investigación, hasta la tensión propia de una persecución o de
una escena violenta. Hay escenas crudas, pero la negrura de la película se
respira sobre todo en el ambiente.
La dirección artística es potente, hay un
gran trabajo de iluminación con decorados oscuros y angustiosos, la fotografía
de los paisajes realizada con drones es muy impactante.
Un thriller con casta donde prima la calidad de su guión las
interpretaciones y su intachable labor de cine de género. La isla mínima de
Alberto Rodríguez es lo que necesita el cine español, historias absorbentes para sorprender al público y por supuesto, cine de kilates e imaginación detrás de
una cámara.
La película se alzó con la Concha de Plata al mejor Actor
para Javier Gutiérrez y el premio a la Mejor Fotografía para Alex Catalán en el
reciente Festival de San Sebastián.
La cinta española más reveladora del año tiene nombre de
isla en las marismas de Guadalquivir ibero.
Ayer estuve viendo un reportaje, no me llama pero bueno, que a mi no me interese no significa que sea mala. Un saludo.
ResponderEliminarSaludos Javier, veo que estás en la plataforma google+, no la uso pero me alegro que todo vaya bien!
EliminarEs una buena y sólida película de cine negro, lo que yo exponía en el comentario que le dediqué el otro día es que Rodríguez debería seguir indagando en sus constantes y desoír cantos de sirena en forma de elogio, porque podría perderse un gran cineasta.
ResponderEliminarUn saludo.
Estoy bastante de acuerdo contigo, @ngel, una recomendable peli, a mi modo de ver por encima de la media del cine español. Como dices su atmósfera está muy lograda y la historia te atrapa, es atractiva.
ResponderEliminarAbrazo. Buena entrada.