Ivan Locke (Tom Hardy) es un hombre que ha trabajado duro
para conseguir su objetivo: llevar una buena vida. Sin embargo, un día,
inesperadamente, recibe una llamada que trastoca todo su mundo. Desde ese
momento se enfrascará en una peligrosa huida contrarreloj.
En los primeros acordes del film se nos vienen a la mente
las reminiscencias de la española “Buried” del director Rodrigo Cortés donde la
acción se desarrollaba en un cubículo muy especial. En este caso todo
transcurre en un monovolumen y un trayecto nocturno de 85 minutos.
Steven Knight deja claro un mensaje en su construcción del
personaje, él es un jefe de obra que a falta de unas horas para llevar a cabo
un gran proyecto urbanístico ve como su vida y los cimientos que ha levantado
para ella caen sin piedad, ya se sabe, cuando los cimientos no son firmes la
casa cae por su propio peso. También transmite el mensaje de que la vida son
decisiones que se toman y que intentamos llevarlas hacia la dirección correcta,
como el trayecto que seguimos durante un viaje.
Los cimientos de la película tienen nombre de actor y es el
Británico Tom Hardy. Sobre el recae toda la trama haciendo una interpretación
notable, inteligente y sensata.
El guion nos adentra en sus problemas y su desesperación a través
de un hilo narrativo centrado en llamadas de teléfono al personaje.
De esta
manera se teje una red de acontecimientos que tiene que solucionar de la manera
más sensata. Quizás esas llamadas una tras otra son las que a mi parecer crean
un pequeño lastre en la historia pero no
cabe duda que es una muy buena solución para el planteamiento de la trama.
Con toques de “road movie” moderno el film tiene una
estética muy noir y sobre todo unos planos notables donde la expresión del
protagonista ante los hechos son la mezcla con los planos desenfocados y reflejos
fundidos de la cámara en la carretera. Un paisaje nocturno muy envolvente.
Nos encontramos ante el minimalismo en el cine con un bajo
presupuesto y un rostro al volante. En este caso es todo lo necesario para este
tipo de películas de corte minimalista y tan alejadas del cine comercial donde
se desarrollan ciertos valores de la vida como el amor, la responsabilidad, la pasión
por el trabajo y la familia o la conciencia propia.
En definitiva Locke es una película curiosa, pero que
realmente queda lejos de convertirse en una obra redonda, eso si, es un soplo
de aire fresco dentro del cine inglés. Una pequeña pieza que se convierte en un
buen relato humano, sobre nuestras virtudes y nuestros defectos.
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